Todos los que comienzan a caminar por las llamadas sendas espirituales escuchan desde muy pronto el concepto de “iluminación”. Se identifica tanto con un estado psicológico de una persona como con un proceso que esa persona lleva a cabo con mayores o menores esfuerzos. Los estados psicológicos son estados de nuestra Alma Tripartita, no estados del “Yo Soy”. El “Yo Soy” es siempre lo que es, no llega a ser nada en particular aunque nada es sin “Yo Soy”.
¿En qué consiste la iluminación?”, permitidme que aclare otra pregunta más fundamental: “¿quién se ilumina?”. La respuesta es sencilla: se ilumina el ego. Aclaremos esto. Si la iluminación es un proceso o un estado de nuestra Alma, cuando creamos una imagen intelectiva de ese estado, estamos creando una narrativa de ese estado, y daremos una descripción u otra, pero usando representaciones conceptuales, que son siempre el resultado de una acción de centroversión egoica del organismo.
Tu Alma se ilumina, pero el “Yo Soy” en ti no se ilumina, pues el “Yo Soy” es la Luz que hace posible cualquier iluminación. Tú ya eres Eso, Tat tvam asi, hagas lo que hagas o dejes de hacer, tú ya eres Eso.
Cualquiera que diga: “estoy iluminado” o he alcanzado la iluminación”, está realmente diciendo: “tengo un ego iluminado, he construido una máscara espiritual a partir de otras de mis máscaras”. El “Yo Soy” está presente en estados y procesos de iluminación, pero también está presente en estados y procesos de oscuridad, de hecho, está presente en cualquier estado o proceso, pero no es ninguno de esos estados o procesos.
Seguramente, también habréis oído hablar de otro concepto: “realización”. La realización es el estado perenne de iluminación. Nuestra Alma puede tener subidones y bajones psíquicos, momentos de claridad y lucidez, y momentos de oscuridad y espesor. La realización está al margen de esos movimientos, es simplemente la rendición amorosa del Alma al Ser, al “Yo Soy”. No puede haber un ego realizado, ni una máscara o narrativa particular de realización. El Alma se aniquila en el Ser, en el “Yo Soy”, en el Atman, como la polilla en la vela, como tan bellamente dijo Rumi. Algunos dicen: “yo no quiero convertirme en azúcar, quiero disfrutar del azúcar”, es decir, no quiero aniquilar las máscaras que ha construido mi alma expresando sus semillas transpersonales, quiero darles su espacio y vivirlas. Eso es desear la dualidad, y es tan maravilloso como vivir en la no-dualidad. La no-dualidad no puede quedar limitada por la dualidad, no se trata de actuar continuamente de manera deliberada de manera no-dual, eso sería forzar, sería egoico. La dualidad es también espontánea. Si quieres azúcar espontáneamente, come pasteles. Si eres espontánea, tu Alma misma se empalagará en un momento dado, entonces deseará otras cosa.
La Existencia no es una aventura que pueda ir mal si hay mala suerte o bien si la hay buena. La Existencia es la expresión del Ser Supremo, tanto de sus luces como de sus sombras. El éxito de los infinitos propósitos del “Yo Soy”, del Satchitananda que se hace Existencia como Universo, como tú, como tu Alma, el éxito de tu Alma y de la mía, está garantizado ya. La batalla ya ha sido ganada fuera del tiempo, ganada y perdida a la vez, y por tanto transcendida. Esta sabiduría vive en ti y en mi, como esencia de una flor invisible, pura Ananda.
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