Si digo que finalmente entiendo lo que es la no-dualidad, entonces no la estoy entendiendo. Pues si la entendiese estaría diciendo que la no-duaidad es algo que se entiende o no se entiende, es decir, que la no-dualidad es algo dual en relación al entendimiento. Pero no tiene ningún sentido decir que la no-dualidad es dual.
Si digo que finalmente intuyo lo que es la no-dualidad, entonces no la estoy intuyendo. Pues si la intuyese estaría diciendo que la no-duaidad es algo que se intuye o no se intuye, es decir, que la no-dualidad es algo dual en relación a la intuición. Pero no tiene ningún sentido decir que la no-dualidad es dual.
Sin embargo, la dualidad sí es entendible e intuible. La intuición fundametal queda expresada en los operadores lógicos. El más básico de todos es el operador de Sheffer, con el que podemos construir cualquier sitema de lógica, es decir, cualquier teoría científica. Este operador es “No X e Y”, donde “X” e “Y” son cualquier proposición. El operador fundamental lógico es la negación, con negaciones encadenadas de proposiciones hacemos una ciencia dual.
La raíz de la dualidad es entonces la negación, la limitación. La negación tiene su origen fisiológico en la membrana celular (o bacteriana): la determinación de lo que pasa a estar “dentro de la célula” diferenciándolo de lo que está “fuera de la célula”.
El núcleo celular es, evolutivamente, el resultado de una bacteria dentro de otra bacteria, es decir, el resultado de la aceptación de lo Otro, de un decir “sí” en lugar de negar. Este decir sí inició un Camino de Belleza aún más profundo
Ir más allá de la dualidad es iniciar un camino que ya expande los límites de la vida. Este es el camino del símbolo, que conduce al Espíritu.
Un eterno decir ¡Sí!
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