El entendimiento del “Yo Soy”, de Atman se convierte en una farsa cuando lo hacemos desde una máscara propia, por muy espiritual que creamos que tal máscara es. La farsa es la grotesca mueca de un Rakshasa (un ser hostil del plano vital sutil (sublimen) que interfiere en los planos de la experiencia cotidiana) cuando alguien se autoproclama un dios, o una víctima de los dioses, es decir, cuando elevamos cualquier limitación perversa psicológica al rango de una fuerza de poder en el Juego Universal.
Entender “Yo Soy” es serlo. Hay dos vías: la del gnani y la del bhakta. La vía del gnani es la vía del conocimiento impersonal: directa, rápida, difícil por su extraordinaria simpleza, sencilla si nos dejamos invadir por la omnipresencia de Sat y de Chit. Es un conocimiento no de objetos, sino del Sujeto. Conocemos al conocedor siendo el conocedor. La vía del bhakta es la del Amor incondicional, la rendición ante el Ser Amado. Puede ser relativamente rápida, es directa, difícil por la necesidad de transparencia, sencilla si nos dejamos invadir por la Ananda, el “Sendero de la Belleza”.
Cuando el gnani se descubre siendo el “Yo Soy”, ama. Dice: “Yo Soy es Satchitananda”. Cuando el bhakta descubre que el Amante, el Amado y el Amor son la misma cosa, el Juego del Ser, canta: “Om...Satchitananda”.
Desvélate a ti mismo.
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