Cuando nos anestesian una parte del cuerpo, por ejemplo, las piernas, la sensación de que yo no soy las piernas es clara. Para considerar que yo soy el cuerpo tengo que sentirlo. Realmente, estoy llamando “mi cuerpo” a la sensación nerviosa que mi memoria ha catalogado como mi cuerpo. A mi abuelo le amputaron una pierna por gangrena. Mi padre no le había dicho que le iban a amputar toda la pierna, y entró en el quirófano pensando que sólo le iban a quitar un par de dedos del pie. Según la anestesia se disipaba de su sistema, comenzó a quejarse diciendo que le dolía un pie que no tenía. Esto se llama en medicina la persistencia de un miembro fantasma. Pero todo el cuerpo físico es como un miembro fantasma que aparece o desaparece en imágenes de gozo o dolor.
En este mismo instante, tu cortex cerebral aparece sólo como concepto a partir de esta frase, pero en 10 minutos desaparecerá como un fantasma. No lo sientes, y para que exista en tu experiencia tienes que hacer una imagen mental de esa parte del cuerpo, una imagen en la que el mismo cortex está activo. La producción de la imagen del cortex no es el cortex. El cortex cerebral es un concepto que pertenece a un sistema fisiológico. Con ese sistema conceptual, hacemos una descripción de algo que es realmente un misterio, pues el cortex está formado por neuronas, las neuronas están compuestas por sistemas moleculares, las moléculas están compuestas por sistemas atómicos, los sistemas atómicos por sistemas subatómicos, y estos sistemas subatómicos pueden describirse hoy en términos de la teoría de cuerdas o de la teoría de membranas, y Dios sabe en qué términos dentro de 50 años.
¿Qué es entonces lo que crees tener en tu cerebro, un cortex, un conjunto de células, de moléculas, de átomos, de leptones y fermiones, de cuerdas vibracionales que generan toda la gama de partículas subatómicas? Tu cuerpo existe como sensación o como concepto. Como sensación es una imagen de tu Alma Volitiva proyectada sobre tu Alma Sensitiva. Como concepto es una imagen de tu Alma Volitiva proyectada sobre tu Alma Intelectiva. Cuando hablas de tu cuerpo generas la narrativa de una máscara que empezó a construirse en tu infancia, cuando alguna carencia fisiológica o algún bienestar [en los que se expresaba alguna semilla volitiva transpersonal que traías de otras vidas (o si prefieres, de algún antepasado), en los que se daba forma a alguna máscara de identidad transpersonal]. Cuando en la cuna nos metimos un pie en la boca por primera vez, tratamos el pie como un objeto, y algo en nosotros sabía que ese objeto era a la vez algo nuestro y ajeno.
Cualquier identidad que pienses o sientas sobre ti, es una mascara limitada. Tú eres el Misterio Insondable, la Realidad sin Principio y sin Fin.
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